SALIDA A TERRENO - CALETA TUMBES



El día de hoy fue nuestra primera salida a terreno fuera de lo que es el centro de Concepción y alrededores, anteriormente analizamos el parque Ecuador y la Laguna lo Galindo, pero estos lugares ya habían sido frecuentados por varios de nosotros y ya teníamos ganas de salir a otra ciudad, algo que se terminó por cumplir y pudimos así salir a visitar Tumbes, la caleta ubicada en la comuna de Talcahuano.

El viaje partió a las 09:00 AM, nos reunimos todos junto a los profesores de cada sección a la salida de Geografía un rato antes para asegurarnos de que no faltara nadie. Yo me junté a conversar con mis amigos y la verdad es que estábamos bastante emocionados por el viaje, ya que solo uno de nosotros conocía la caleta y alrededores porque es de Talcahuano, pero hace tiempo no volvía así que las ganas también estaban. Una vez ya de camino el viaje se me hizo muy corto, fui bastante atento a la llegada, y si bien investigué a grandes rasgos lo que ocurría dentro del sector junto a mi grupo la clase pasada, cómo eran las fachadas, el comercio, los perfiles de las calles y otros aspectos del análisis del territorio, la verdad es que una vez estando allí mi percepción cambió, y para bien.

Desde la llegada quedé impresionado, unos grandes cerros verdes se alzaban y nos recibían antes de llegar a la caleta, de verdad que era un paisaje súper particular y una experiencia muy buena el ir descendiendo y admirando lo verde de alrededor que iba desapareciendo a medida que nos acercábamos al mar.

LLEGAMOS

Llegamos a eso de las 10 y fracción a la caleta, nos bajamos en un estacionamiento el cual estaba rodeado por algunos de los pocos equipamientos con los que cuenta Tumbes, dentro de los cuáles se encuentran el centro de salud, un colegio, la sede de la junta de vecinos y una iglesia, y de los demás les contaré más adelante.

Luego de eso caminamos hacia uno de los extremos de la caleta, nos situamos frente a la imagen de San Pedro, un santo muy importante para la caleta, puesto que los pescadores se encomiendan a él cada vez que salen a trabajar, y también porque ocurre una celebración muy importante debido a eso, la gente camina desde el arco situado al otro extremo y comienza a caminar hasta llegar a la ubicación de la estatua, posterior a eso incluso se adorna la imagen y un bote es el encargado de pasearla por el mar, entonces se puede decir que todo esto genera un sentido de pertenencia, todos están unidos por la caleta, por el mar, ya sea visualmente, simbólicamente, y porque es el principal motor de la economía de los habitantes de Tumbes.

COMIENZA EL RECORRIDO

El profesor Miguel Roco nos indicó que comenzaríamos con el análisis grupal y recorrido en ese mismo momento (10:00 am), que a las 12-13:00 hrs aprox sería una buena hora para almorzar, y que nos reuniríamos todos a eso de las 16:30 hrs para poder asegurarnos de estar todos juntos a las hora de que llegaran los buses y pasar lista por así decirlo. Después de esas instrucciones y algunas recomendaciones más de los demás profesores, nos reunimos en nuestros respectivos grupos y comenzamos a recorrer la caleta de norte a sur para ir recogiendo las primeras impresiones, ir dibujando los primeros croquis y ponernos de acuerdo acerca de por donde comenzar a analizar en profundidad.

Decidimos que comenzaríamos a analizar en profundidad partiendo desde la calle San Juan, es decir, el lado contrario a donde se nos dieron las instrucciones y seguiríamos de sur a norte, finalizando en el cementerio simbólico.

TOMA DE MEDIDAS Y ANÁLISIS MORFOLÓGICO

Recorrimos la calle hasta el final y fuimos tomando medidas de esta. Nos dimos cuenta de que el camino se tornaba menos configurado a medida que nos acercábamos al final de la senda de la calle/villa San Juan, o más bien se volvía irregular, puesto que la vereda no contaba con medidas definidas, en algunas secciones media 50 cm de ancho, en otras 30, y en otras prácticamente no existía. Algo que nos llamó la atención, sumado a que este cambio de configuración a medida que nos adentrábamos más y más también se daba en la morfología de las casas, estas iban perdiendo altura, notamos que eran de materiales más económicos y no había presencia de patio, a excepción de algunas que poseían, pero de pequeñas dimensiones, y otras ni siquiera contaban con cerramiento del terreno.

Además de esto, nos percatamos del curioso método de llegada a las casas en pendiente, porque no había un camino claro y general para acceder a las viviendas más inmersas en el cerro, ya que, para poder hacerlo, la gente atraviesa unos caminos que se forman entre la densidad de las viviendas de la planicie, cruzando prácticamente por los patios de los vecinos, esto es algo que nos hizo reflexionar, puesto que estos caminos eran una suerte de espacios públicos ya que cualquiera podía acceder, pero sin embargo, si no eras de la comunidad te sentías incómodo, no lo teníamos claro, pero al experimentar el ingreso y recorrer uno de estos callejones determinamos que era de carácter más privado, al estar tan cerca de las viviendas y atravesar los patios comunitarios generados por el crecimiento orgánico de la villa, patios generados por espacios residuales. Allí en la Villa se conocen entre todos, tanto así que apenas ingresamos por una de estas sendas de estilo callejón una señora inmediatamente se asomó por una ventana a preguntarnos qué necesitábamos o a quién andábamos buscando, no voy a mentir, nos asustamos un poco porque literalmente se asomó en un segundo, estaba claro que al vernos mirando fijamente las casas y dibujando mientras conversábamos sobre estas ella ya estaba al tanto de todo sin siquiera haberla visto. Sin embargo, la señora tuvo una excelente disposición a la hora de conversar con nosotros, le comentamos acerca del trabajo de investigación que estábamos haciendo, y nos indicó que podíamos ingresar sin ningún problema a la parroquia que se encontraba al lado de su casa. Ese era nuestro objetivo, puesto que dentro de la pauta que se nos asignó al ser el grupo 4, se mencionaba que era necesario averiguar acerca de edificios de carácter simbólico o patrimonial para el pueblo de Tumbes.

CONVERSACIÓN EN LA PARROQUIA

Dentro de la parroquia conversamos con la encargada, quien amablemente nos comentó acerca de las festividades o celebraciones que se realizan en caleta Tumbes, la principal es la de SAN PEDRO, el santo patrono de los pescadores. Ella comentó que no participaba más que de las procesiones, puesto que el resto de la celebración es de carácter católico.  La celebración comienza en junio, se realiza una procesión y posteriormente una caminata llevando la imagen de San Pedro a lo largo de toda la caleta, comenzando por el Arco de Piedra, el umbral sur de la costa y finalizando en el muelle, lugar en que el Santo Patrono es recibido con aplausos. En la orilla se le espera con embarcaciones engalanadas con globos y colores festivos, se ofrecen coronas de flores, como muestra de agradecimiento de la ciudad y caleta por la buena salud y protección a los pescadores y sus familias en sus travesías. La festividad también sirve para reflexionar acerca de la crisis pesquera artesanal que vive la zona, ya que desde hace tiempo se enfrentan a las consecuencias de la explotación de los recursos y las consecuencias del calentamiento global, lo que provoca cambios en las migraciones de los peces, y por consecuencia afecta a la economía local.

APROPIACIÓN DE LO PÚBLICO

Algo que nos hizo reflexionar como grupo fue que la ausencia de patios o la poca dimensión de los existentes provocaba que los residentes comenzaran a ocupar parte del espacio público para guardar sus cosas (materiales, redes de pesca, tablas, herramientas, etc.), llegando al punto de utilizar los bordes del cerro que se sitúa al frente de las viviendas para construir bodegas y guardar leña y más materiales de pesca o construcción. Esto es una muestra de que al expandirse de forma orgánica y sin tomar en cuenta algo que lo regule, los habitantes pueden irse apropiando u ocupar de libre modo los espacios residuales por más pequeños que estos sean, las personas buscan la manera de aprovecharlos ante la necesidad, y aunque eso signifique dejar al aire libre sus pertenencias, eso no supone mayores inconvenientes, puesto que la comunidad se protege a sí misma, todos se conocen, no existe peligro alguno para ellos. Eso es lo que ocurre en la caleta prácticamente, de alguna forma la falta de espacio provoca que se acumulen elementos en los espacios públicos, los cuales terminan configurando el entorno y difuminando los conceptos de lo que es público y privado.

NUESTRO ACOMPAÑANTE

Algo que hizo aún más enriquecedor el viaje y el análisis fue nuestro acompañante perruno.  




SEGUIMOS ANALIZANDO

Luego de recorrer la calle San Juan seguimos avanzando hacia el norte, allí nos topamos con los palafitos, las casas que cuentan en su mayoría con un primer nivel no configurado, debido a que las personas suelen preferir dejarlo así por temor a que vuelva a ocurrir un desastre natural que golpee el primer piso, aunque eso sí, existen familias que decidieron aprovechar la oportunidad del comercio y abrieron peluquerías o negocios en el primer nivel. Estas casas no están repartidas homogéneamente, no hay una fachada continua de este estilo, puesto que hubo casas que quedaron muy afectadas en ciertas partes de la caleta solamente, y unas cuantas, en otras, digamos que están repartidas a lo largo de la caleta, pero, en resumen, destacan por su verticalidad y el aspecto funcional, cabe destacar que también cuentan con un pequeño balcón, al igual que las mayorías de las casas cercanas al borde.


Seguimos recorriendo hasta llegar al comienzo de la calle Maryland, allí decidimos adentrarnos en nuestra búsqueda de equipamientos principales y edificios patrimoniales. Nos acercamos a unos caballeros que se encontraban conversando y les consultamos acerca de posibles referencias, y nos dijeron que fuéramos derecho hasta el fondo, ya que los equipamientos se encontraban principalmente concentrados en Maryland, inclusive contando con la presencia de la sede de la junta de vecinos, lo cual le otorgaba un carácter centro-cívico a la calle, lo que reforzaba aún más su importancia para Tumbes y su propia cualidad de vía fundacional. Caminamos un par de metros y nos topamos de inmediato con el colegio, el cual formalmente se presentaba con una clara tensión horizontal, estaba bastante cubierto de cara a la comunidad por temas de seguridad, y nos comentaron que sufrió bastante después del terremoto de 2010, sirviendo incluso de soporte para algunas olas que llegaron hasta ese punto, de alguna u otra forma junto con las primeras casas más cercanas a la caleta amortiguaron el fuerte oleaje, provocando así que posteriormente tuviera que ser intervenido casi que improvisadamente (prácticamente son conteiners, ya que aún no se amplía ni arregla la estructura formalmente y necesitando ayuda externa para repararlo). A día de hoy la comunidad sigue esperando una remodelación como tal del colegio tras los daños, algo que al igual que los petitorios de un sistema de alcantarillado nuevo por ejemplo sigue a la espera tras años de reclamos.

Al lado de colegio nos encontramos con la iglesia católica, reconstruida por la propia comunidad tras lo ocurrido también después del terremoto, ya que la que existía daba de cara al mar prácticamente y por su ubicación más cercana al borde mar sufrió una completa destrucción. Esta al igual que el colegio destaca por forma y valor patrimonial para los Tumbinos, ya que allí se realizan las misas de San Pedro, el Santo patrono de los pescadores, al igual que las procesiones y demás asuntos religiosos.

Frente a estos equipamientos nos encontramos también con la sorpresa de que estaba situada la sede de la junta de vecinos del tumbes bajo (cercano a la caleta). Allí conversamos con una señora quien amablemente nos relató cómo vivieron el grave suceso de 2010, los cambios que Tumbes sufrió y cómo era el pueblo inclusive décadas atrás, ya que ella era residente desde pequeña, llegó de niña a la caleta y sigue viviendo en la calle Maryland. También nos contó acerca de la importancia para Tumbes del concepto de comunidad, y cómo este se manifestaba en los propios trabajos realizados en el borde y en los clubes deportivos repartidos a lo largo de toda la caleta. 

Después de la conversación decidimos ir a comer algo ya que había llegado la hora de colación, Así que partimos a uno de los locales comerciales a disfrutar de unas empanadas. Una vez dentro y almorzando comenzamos a planear nuestro próximo recorrido, es decir, llegar hasta el fondo de la calle Maryland y avanzar hasta llegar al punto en el que se comienza a notar la presencia formal del cerro, ese fue el momento de mayor impresión para nosotros porque no pensábamos que la parte alta de Tumbes se encontraba en un terreno tan elevado. La caminata fue larga, pero lo pasamos súper bien, valió completamente la pena gracias a las vistas que presenciamos, era impresionante el contraste entre la parte baja, caleta y cercanía total con el borde mar, con un recorrido que sigue ese eje lineal, un lugar más plano y tan abierto para después pasar a un recorrido más encajonado y con un recorrido más envolvente, cada vez nos íbamos elevando más y más y adentrándonos a través de las quebradas del imponente muro verde.

Llegados al punto más alto notamos que allí se encontraban las únicas áreas verdes de todo el poblado, algo que claramente fue planeado, allí a diferencia de la parte baja de Tumbes, no existe un espacio público tan cercano y de libre acceso como lo es la playa, por ejemplo, por lo cual era vital tener parques y una multicancha para la recreación de la población, la cual es joven comparada con los residentes de las calles más cercanas al borde.

Recorriendo la Villa las caletas fuimos conversando con los residentes, quienes nos contaron que ellos hasta cierto punto no se sienten tan identificados con la parte baja, ya sea por lejanía o valores, algo que nos llamó la atención, ya que teníamos la idea de que ambas partes eran bastante unidas, puesto que los habitantes de la parte alta en su mayoría tuvieron que desplazarse por necesidad debido a la destrucción de sus viviendas tras el tsunami, es decir, que también fueron pertenecientes al borde mar, fueron parte en algún momento de la parte baja y compartían con la gente de la caleta, eran una sola gran comunidad extendida a lo largo de Tumbes, entonces después de reflexionar con mi grupo llegamos a la conclusión de que existía un cierto resentimiento tras lo ocurrido.

En villas las caletas no encontramos equipamientos importantes para la comunidad, a excepción de la sede de la junta de vecinos, la cual cumplía funciones varias en realidad. Respecto a lo semántico, los nombres de las calles eran referidos al mar principalmente, imaginamos que buscando reforzar de algún modo la poca unión existente con Tumbes bajo y también recordando que en el fondo todos vienen de las caletas y, por ende, son o fueron habitantes cercanos al mar, el cual desde allí se aprecia en gran medida, las vistas son increíbles desde uno de los puntos (adjunto fotografía) algo que nos hizo pensar que se podría aprovechar en algún momento, proyectando algún mirador más formal por ejemplo.

Ya obtenidos los datos y realizadas las observaciones correspondientes nos dispusimos a descender, allí planificamos nuestra última ruta y fuimos conversando acerca de lo grato que había sido hasta el momento la experiencia de recorrer un nuevo lugar en grupo y compartir reflexiones e ideas nuevas, la verdad es que personalmente fue el encargo que más me ha gustado desde que comencé a estudiar arquitectura, ya que los análisis grupales habían sido muy breves, nunca nos sumergimos de lleno a estudiar sobre una localidad y conversar con los propios habitantes para ir desarrollando una primera idea de proyecto, la verdad es que fue algo bastante enriquecedor y que me hizo darme cuenta de que esto es lo quiero seguir haciendo. Cada vez estoy más convencido de que elegí la carrera correcta y eso me llena de alegría, ya que a pesar de que el proceso puede llegar a ser pesado en ciertas fases, es algo que disfruto desde que comienza hasta las retroalimentaciones finales.

Una vez que terminamos de descender llegamos nuevamente a Maryland, allí nos adentramos por la otra senda, allí no había equipamientos relevantes, la morfología de las viviendas era similar a lo visto anteriormente en verdad, lo único que destacamos es que nos topamos con un cartel que mencionaba la presencia militar en los límites.

BORDE SEGMENTADO/FRAGMENTADO

Para ir finalizando el recorrido decidimos unirnos con otros compañeros que encontramos en el camino y realizamos una ruta por todo el borde costero, desde el arco (eje natural que marca el inicio de la caleta), hasta el cementerio simbólico. Allí notamos la presencia de un recorrido no homogéneo, es decir, el primer sector, el borde playa, era en un principio homogéneo, tiene una mayor amplitud espacial y funciona bien como espacio público natural, algo que cambia al seguir avanzando en dirección norte, ya que comienza a fragmentarse cada vez más el borde, se pierde poco a poco el carácter homogéneo ya que se comienzan a aparecer elementos varios, bote, basura, redes de pesca, las cuales van configurando un entorno más lleno, llegando a su punto máximo en la zona del astillero y de varado de embarcaciones, allí se diferenciaba claramente una segunda zona, la de trabajo, siendo precisamente el astillero el punto de inicio. Con mi grupo reflexionamos acerca de esto, puesto que algo tan valioso culturalmente como lo es el oficio de la carpintería de ribera no debería estar tan encajonado entre tanto desorden y con condiciones precarias para poder desarrollar de buena forma el trabajo. Todo se debía a la sobreposición de las cosas, de las funciones y elementos tras no existir una cierta regulación en el borde costero, la gente por necesidad y costumbre llega y deja sus materiales y embarcaciones donde puede, y también porque puede, todos se conocen y no existe un riesgo en apoderarse del límite natural por temor a perder sus pertenencias, al contrario. La unión y libertad excesiva sin un límite lleva a estas situaciones, todo se termina sobreponiendo, lo cual supone más riesgos que otra cosa, los habitantes de Tumbes no pueden disfrutar de las vistas claramente a nivel de vista peatonal en la zona donde comienza el trabajo, ya que también existe una barrera visual provocada por el exceso de carros que pertenecen al comercio informal, los cuales reducen significativamente el tamaño de la vereda, es decir, el peatón se ve en riesgo al tener que circular por la vía prácticamente, sumado a que las vistas se ven interrumpidas como mencioné anteriormente.

Después de recorrer unos metros más al norte nos topamos con otra zona más, identificada como zona balcón, zona de acercamiento al mar, de adentramiento a través del muelle, y donde poco a poco se comienza a ver el tema de comercio con la extracción de productos del mar. Las vistas están en cierto modo un poco más despejadas desde el muelle hacia el norte, se recupera un poco lo ocurrido al inicio del borde playa, más visual que espacialmente. 

CEMENTERIO SIMBÓLICO Y DEFINICIÓN DE CONCEPTOS QUE IDENTIFICAN EL BORDE

Llegado al final de la vía caleta Tumbes, nos topamos con una vereda muy estrecha, el límite entre lo construido y lo natural se estaba haciendo cada vez más difuso, llegamos a la zona de los roqueríos y de la pasarela informal para cruzar y poder subir hasta el cementerio simbólico. Reflexionando nos dimos cuenta de que esta zona estaba desconectada del resto del borde, algo que acentuaba aún más la fragmentación presente en el borde costero. Esta desconexión es dada principalmente por la dificultad para intervenir en el terreno debido al roquerío y al tema de las mareas.

La subida para llegar al cementerio era muy peligrosa. La escalera tambaleaba, pero entre todos nos apoyamos y logramos llegar hasta la parte superior, en donde notamos el simbolismo que reflejaba ese espacio de recuerdo para los pescadores perdidos en el mar. Existía un dominio visual claro, lo cual daba a entender la conexión con el mar a lo largo de toda la vida de los pescadores, era parte de ellos, quienes vigilan la mar y su caleta desde las alturas.

Bajar fue más complicado que subir, admito que allí sentimos algo de miedo, pero se logró.

Una vez llegamos a la caleta nuevamente, decidimos ir a conversar con unos caballeros que se encontraban reparando una embarcación, y otros haciendo una desde cero. Allí estuvimos conversando aproximadamente unos 20 minutos, y fue algo bastante enriquecedor, el caballero nos contaba emocionado acerca de cómo funcionaba toda la caleta a rasgos generales, el valor de la reparación de las embarcaciones y su visión acerca de cómo Tumbes podría seguir mejorando como pueblo, a pesar de que de por sí es una caleta viva y ejemplar en todo sentido. Fue bonito ver cómo cada vez más y más compañeros se iban sumando a la conversación y terminó siendo, a mi modo de ver, lo mejor del viaje.

FIN DEL VIAJE

Llegaron las cuatro y media de la tarde y ya tuvimos que devolvernos todos juntos al estacionamiento para esperar los buses. De vuelta a la universidad fuimos conversando en grupo acerca de lo vivido y analizando también todos los lugares por los que fuimos pasando, es decir, el viaje fue productivo y enriquecedor desde principio a fin, nos fuimos llenos de información y de alegría. Estábamos más motivados que nunca para poder plasmar todo lo aprendido en nuestras láminas y poder irnos imaginando posibles intenciones para aportar algo de valor a la caleta.







 



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